miércoles, 23 de septiembre de 2009

EL BESO DE LOS OTROS.

Ella pendía de su boca, como una hoja que se aferra al tallo que la une a la rama del arbol que le da vida, su lengua era como un pez luchando y retorciéndose en su último aliento, sus labios eran un par de cadenas que golpeaban y acariciaban, y se trababan en las otras cadenas que a veces devolvían los golpes, y a veces abrazaban y a veces quedaban inertes...a la espera...
Ella tenía dos garras por brazos, que aprisionaban a su presa y no dejaban de ser suaves al mismo tiempo, disfrutando también del momento que antecede a devorar a la víctima, y regocijándose en que la víctima no desee estar en otro lugar, aunque sucumba en ese instante.
El, se dejaba llevar. Se dejaba a si mismo pretender que ella lo atrapaba, lo besaba, lo comía entero y lo infectaba con su veneno. Quería morir en ese beso. Y sus brazos eran como dos barreras que no dejaban que el cuerpo de ella se alejara más de lo debido.
El dejaba caer sus cadenas sin sentido y sin orden sobre el cuello de ella, sobre sus labios, sobre su frente. Ciego de amor, con los ojos cerrados, con sus pensamientos en un sólo lugar que es de ambos.
Yo, contuve la arcada y seguí caminando.

2 comentarios:

  1. No Dejes Que Tu Alma Se Extrangule Como La Luz Entre Los Edificios...
    Mis fraces lokas! jee
    Beso Maru.

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